Un nuevo récord Guinness se ha batido en el mundo animal. Bobi, un mastín del Alentejo, ha sido declarado el perro vivo más viejo del mundo, según ha desvelado estos días el Guinness World Records.
Nacido el 11 de mayo de 1992, fecha confirmada por el Servicio Médico-Veterinario del Ayuntamiento de Leiria y el SIAC, una base de datos de animales de compañía autorizada por el gobierno portugués. “Vemos situaciones como ésta como un resultado normal de la vida que llevan, pero Bobi es único en su especie”, declararon tras toparse con este caso. Bobi cuenta con la friolera de 30 años y 267 días de vida, algo nunca antes visto en un perro.
Perteneciente a la raza Rafeiro do Alentejo, conocida por proteger al ganado, Bobi ha conseguido superar con creces la esperanza de vida de su especie. Según ha señalado el propio Guinness, estos perros suelen tener una expectativa de vida promedio de 13 años, algo que Bobi dejó atrás hace más de una década. El SIAC ha sido el encargado de verificar la edad del animal.
La entidad certificó al can que destronó a Spike, el chihuahua de Ohio que dos semanas atrás había recibido el premio por sus 23 años de vida. En tanto, el anterior perro más viejo de la historia era un boyero australiano llamado Bluey que vivió 29 años y 5 meses entre 1910 y 1939.
Su dueño Leonel Costa declaró a Guiness “Nunca pensé en registrar a Bobi para batir el récord”.
Bobi nació junto a otros tres cachorros machos en casa de Costa. Lamentablemente, la familia ya tenía suficientes animales y sus padres decidieron sacar de su hogar a los animales casi tan pronto como nacieron, en un momento en que la madre de los perritos, Gira, no estaba allí.
Sin embargo, Costa y sus hermanos notaron un comportamiento extraño en Gira -que murió a los 18 años- luego de que sus padres se deshicieran de los cachorros: la perra regresaba una y otra vez al sitio en el que había parido a los cuatro perros.
“Nos pareció extraño, porque si los animales ya no estaban allí, ¿por qué iba a ir ella?”, continúa Costa y cuenta que, un día, decidieron seguirla para entender qué estaba pasando. Fue entonces que descubrieron que sus padres se habían dejado uno de los cachorros sin notarlo ya que se mimetizaba con el bosque.
El perro vivió sus tres décadas en la aldea rural de Conqueiros, en Leiria, Portugal, algo que la familia considera clave para comprender su longevidad. Siempre estuvo en un “entorno tranquilo y pacífico”, lejos de las ciudades, dijo Costa.
Bobi pasa sus días vagando por los bosques aunque, con el paso de los años, cada vez ha emprendido menos aventuras. Nunca ha estado encadenado ni atado y es muy sociable. Para sorpresa de muchos, se alimenta con “comida humana”. “Entre una lata de comida para animales o un trozo de carne, Bobi no duda y elige nuestra comida”, bromeó Costa.
También, su dueño comentó que el can visita con frecuencia el veterinario y sus estudios arrojan resultados muy positivos a pesar de su edad. Solamente atravesó “un gran susto” en 2018 cuando colapsó por dificultades respiratorias y debió ser hospitalizado.