El dilema de las aves domésticas, tenerlas en pareja o en solitario

Periquitos, canarios y otros pájaros encuentran alegría en la compañía, como lo evidencian ante cualquier entusiasta de los animales, no solo aquellos con limitaciones de espacio y tiempo. Es importante tener en cuenta que estas aves domésticas prosperan mejor en parejas y no deben vivir de manera solitaria.

AVES DOMÉSTICAS EN SOLITARIO

La clásica escena de un canario entonando su melodía en solitario dentro de una jaula o la de un loro charlatán posado en una percha está siendo gradualmente reemplazada: los pájaros son seres sociales. 

En la naturaleza, vuelan en bandadas, y lo mismo sucede con aquellos que son cuidados por los humanos; se sienten considerablemente más felices en compañía de sus congéneres. Comparten juegos, rituales de aseo y momentos de alimentación. Estas actividades diarias son insustituibles, incluso con el afecto y la atención de un humano. 

Muchas aves pasan su vida no solo en espacios reducidos, sino también en soledad... Por esta razón, tener aves en solitario no ofrece beneficios. Los animales solitarios experimentan sufrimiento y tristeza, algo que también afecta a las mascotas emplumadas. El juego agresivo e intenso de un pájaro con su juguete, espejo o comedero es, en realidad, una desviación del comportamiento natural asociado al apareamiento.

BENEFICIOS DE LAS AVES EN PAREJA

Tener aves en pareja conlleva una serie de beneficios que contribuyen al bienestar y la felicidad de estas encantadoras criaturas. En primer lugar, la compañía mutua proporciona a las aves un sentido de seguridad y confort emocional. Al compartir el espacio con un congénere, pueden expresar comportamientos naturales y participar en interacciones sociales enriquecedoras.

La interacción entre aves compañeras fomenta el juego y la exploración conjunta, estimulando su mente y manteniéndolas activas físicamente. Además, la compañía de un compañero del mismo tipo, edad y género contribuye a minimizar el riesgo de soledad y aburrimiento, promoviendo un ambiente enriquecedor para su bienestar general.

La presencia de una pareja también puede tener beneficios en términos de salud emocional, ya que las aves son animales sociales que aprecian la interacción y el afecto de sus congéneres. En resumen, tener aves en pareja no solo satisface sus necesidades naturales, sino que también crea un entorno más feliz y equilibrado para estos encantadores seres emplumados.



FACTORES A TENER EN CUENTA AL INTRODUCIR UN NUEVO PÁJARO

Después de un proceso gradual y atento de adaptación, incluso las aves que han estado solas durante años experimentan una revitalización. 
Es crucial que el nuevo pájaro sea de la misma especie que el existente; por ejemplo, si ya disfrutas de la compañía de un periquito, el nuevo integrante también debería ser un periquito. Cuando el nuevo compañero comparte la especie, la edad y el género del ave que ya reside en tu hogar, se minimiza el riesgo de posibles conflictos.

Al ubicar a las aves en un espacio neutral, como una nueva jaula que idealmente sea más espaciosa que la anterior, se facilita el proceso, ya que ninguno de los dos se encuentra en "su territorio". Después de unos días en jaulas separadas, comienza la emocionante travesía hacia una convivencia plena y feliz.

Aun así la convivencia no está exenta de riesgos y desafíos que los dueños deben tener en cuenta.

Uno de los principales riesgos es la posibilidad de conflictos entre las aves, especialmente si no se realiza una introducción adecuada como hemos apuntado. Las disputas territoriales, la competencia por recursos y, en algunos casos, la agresión pueden surgir durante el proceso de adaptación.
Otro riesgo es la reproducción no deseada. Si no se controla cuidadosamente la presencia de parejas fértiles, es posible que se enfrenten a la cría no planificada. Esto puede llevar a la sobrepoblación y a desafíos adicionales para la salud y el cuidado de las aves y sus crías.

Además, algunas aves pueden volverse territorialmente agresivas o desarrollar comportamientos posesivos hacia su pareja, lo que puede generar estrés y afectar negativamente su bienestar emocional.

En resumen, mientras que tener aves en pareja puede ser gratificante, es esencial abordar estos riesgos mediante una cuidadosa planificación, supervisión y atención a las necesidades individuales de cada ave para asegurar un entorno armonioso y saludable.
 
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